Tom Cruise: En el rodaje de El último Samurai prohibió que todos los empleados que trabajaban en el set le mirasen directamente a los ojos.
Angelina Jolie: Cuando se casó con Billy Bob Thorton, ambos intercambiaron unos colgantes en forma de frasquitos que contenían sangre de cada uno, una vez separados ella le exigió que le devolviera el que contenía su sangre para que no se viese tentando de hacerle vudú.
Jennifer Lopez: Exigió el cierre de un centro comercial entero durante un día para poder ir de compras sin que nadie le molestara y no tener que esperar las incómodas colas en probadores y caja (ventajas de ser estrella). Las manías de JLo también se extienden a los hoteles. En ellos se lleva sus propias sábanas porque no puede dormir en telas hechas con menos de 250 hilos; todo tiene que ser blanco (paredes, mesas, flores, velas,...), y no puede haber alimento alguno que pueda tentarla.
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